martes, 14 de diciembre de 2010

Día 2. Resignación.

Hoy me he tenido que enfrentar a un dilema moral que tenemos los gordos de este planeta que se plantean cometer locuras como las que estoy haciendo: pesarme.

¡Y una mierda!

¿Acaso piensa esa balanza, con su estúpida sonrisa que se burla de mi cada vez que me subo en ella, que me va a desmotivar? Con no subirme tengo bastante.

Además la calle está llena de idiotas que te dicen lo que tienes que hacer para perder peso, que si el desayuno es lo más importante, que si la dieta del albaricoque, que si dos litros de agua… Señora, ¿Acaso crees que soy el embalse de melonares?

Cuando me levanté, estaba resignado. Estoy a dieta/jodido y voy a estarlo mucho tiempo. Me la trae al pairo que estén cerca las comidas navideñas con esos platos elaborados, esas botellas de vino envejecido en barrica, las copitas de champán y orujo para brindar, esos dulces de las monjitas.

¡Y un cuerno! Yo este verano voy a lucir tipito en un chiringuito de playa tomándome un refresco de Cola Light ¡Eso es felicidad, cojones! Voy a vivir como ellos.

Que conste que me he vuelto a enfadar, pero la culpa de ello la tienen los innumerables energúmenos que nos encontramos en la carretera al volante de inservibles máquinas de transporte que hacemos lo que nos viene al pairo para llegar a nuestro destino y luego acusamos con una chillona bocina al que pase por nuestro lado.

¡Lo que la gente tiene que hacer es dejar de conducir y ponerse a comer! La vida será más fácil para todos. O, por lo menos, para mí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Animo gordooo!!!

Anónimo dijo...

Con las cosas que has conseguido, esto para ti es una tontería!!1
Animo y besos

el tío a dieta dijo...

Si te refieres a los 92 kilos con los que empecé la dieta, sí, he conseguido muchas cosas en mi vida.