jueves, 23 de diciembre de 2010

Día 11. Encuentro de amigos.

Voy a situar al lector.

Una celebración, reunión, cena o almuerzo, en la casa de algún amigo, en un bar o restaurante, con muchas o pocas personas conocidas o no. Es decir, en cualquier contexto donde el personal esté dispuesto a comenzar a comer, yo incluido. Concretando, la típica congregación de amigos que se suelen hacer en estas fechas.

La gente llega, se saluda y nos ponemos al día de los últimos sucesos acaecidos en sus monótonas vidas y, antes de comenzar a debatir temas importantes, como el fútbol o el tamaño de los pechos de la nueva pareja de fulano de tal, se hace una pausa para pedir la bebida al anfitrión.

- “Una cerveza”, dice el primero.

- “Yo otra”.

- “¡Que sean tres!”

Es mi turno. Y no sé cómo pedir algo que no sea cerveza. Debo aligerarme para evitar crear expectación sobre mi decisión así que, intentando no llamar mucho la atención, descubro una voz chillona que sale de mi interior que dice: “¡Para mí un Nestea!”

En ese momento noto que, por la expresión atónita de sus miradas, todos los colegas están viviendo una experiencia similar a la muerte, puesto que, en un instante, les ha pasado por su mente todas aquellas imágenes de borrachera en las que he sido el protagonista. Pero, salvo algún que otro capullo que me anuncia inquisitivamente que mis tendencias sexuales han cambiado de acera, el resto gesticula afirmativamente aceptando la decisión adoptada puesto que no afecta a la cantidad de cerveza que ellos pueden ingerir ese día. Es más, los más ilusos lo aprueban con ilusión puesto que piensan que alguien sobrio les conducirá hacia su casa. ¡Pues como no venga su puñetera madre por ellos, van listos!

Pero siempre hay una que se da cuenta que estás haciendo dieta. Una que generalmente coincide con quién tiene un cuerpo esbelto de forma natural puesto que se destetó de su madre al segundo día porque engordaba. Ese tipo de chicas concuerda con aquellas que van siempre muy arregladas y están pendientes de que no se desmaquillen ni de que una brizna de viento destroce su estrafalario peinado desplazando dos milímetros algún pelo de su flequillo. Una de esas que, para mantener su delgadez, sólo come un poquito de pan a pellizcos ¡Y con cara de asco!

Pero, vamos a ver, “miarma” ¿no ves que el pan es de los alimentos más insípidos que existen a menos que vayan impregnado en alguna jugosa salsa? Si has decidido comer 20 gramos de alimento al día, ¡que sean de entrecot de buey o de bizcocho relleno de crema! Digo yo.

¡Ya me estigmatizó!

Entonces comienza con una larga e interminable lista de maliciosas preguntas sobre cómo lo llevo, qué alimentos como, cuánto he perdido (de momento una amistad, para empezar). Algunos de los colegas empiezan a reírse por dejarme arrastrar por el mundo actual y entrar en la secta del culto al cuerpo que tan de moda está en estos días. Otros me animan a tirar la toalla. Algún carajote se da cuenta que estaba gordo he intenta subir mi autoestima sin darse cuenta que, en ese momento, únicamente Sara Carbonero es capaz de lograrlo.

Es decir, sin comerlo ni beberlo, porque la dieta me lo impedía, decido mandar a todo el mundo al carajo de forma instantánea y empiezo a comer de todo lo que hay en la mesa engullendo de forma descontrolada puesto que, como hemos a pagado a escote, habrá que amortizar el gasto.

A los cinco minutos se acabó la conversación sobre mi dieta y continuamos hablando de fútbol.

La gilipollas no quita esa sonrisa en señal de victoria de su cara. Tendré que quejarme regoldando en su cara de la forma más sonora.

FIN

¿Os ha pasado algo de esto? A mí no, puesto que llevo mi dieta con orgullo y lo único que hago es hablar sobre ello y quejarme de lo mal que me trata la vida ¿lo habían notado?

¡FELICES FIESTAS!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No es grande aquel que nunca falla si no el que nunca se da por vencido.
O como diria un amigo mio.
Não é ótimo que você nunca falhará se você nunca desistir.

el tío a dieta dijo...

¡Qué razón tienes!

Embora sejam grandes estão minha barriga e minhas bolas.

Anónimo dijo...

Que bonita frase.
Aunque yo tambien añadiria.
Meu pinto é muito grande.
Saludos de tu seguidor total.
Anonimo.